Cuándo cambiar los amortiguadores al coche

amortiguadores del coche

La suspensión es uno de los elementos fundamentales en la seguridad de un coche, y debe tener la misma consideración en lo que se refiere a revisiones y mantenimiento que los frenos o los neumáticos. Los amortiguadores sólo ofrecen el 100% de su eficacia hasta los 30.000 kilómetros. A partir de ahí, van perdiendo rendimiento poco a poco. Por lo general, conviene sustituirlos cada 60.000 km como mucho.

El amortiguador es un elemento fundamental del sistema de suspensión del coche. Su principal misión es mantener los neumáticos en contacto con la carretera y controlar los movimientos oscilatorios de la carrocería producidos por los elementos elásticos de la suspensión (brazos, muelles o ballestas, barras…), encargados de la absorción de impactos; si bien es cierto que en condiciones normales no es sencillo percibir si están mal o no, pero sí lo notarás si tienes que hacer una frenada de emergencia o esquivar un obstáculo. En estos casos, son determinantes, y por ese motivo es aconsejable cambiarlos al llegar a ese kilometraje aunque no percibas falta de respuesta en una conducción normal y a pesar de que tu mecánico pueda aconsejarte lo contrario. Si los dejamos, unos amortiguadores con más de  100.000 km ya no amortiguan y ‘todo el trabajo’ se lo lleva el propio muelle de la suspensión.

También conviene tener en cuenta que siempre se deben cambiar al mismo tiempo los dos amortiguadores del mismo eje, ya que de lo contrario se vería seriamente afectada la estabilidad del vehículo. Muchas veces, cuando se tiene un golpe de manera asimétrica, el seguro sólo te cambia el lado afectado del vehículo; en ese caso, exige que sustituyan también el otro amortiguador –aunque no te lo cubra el seguro–, ya que esa descompensación afecta negativamente al comportamiento, aumentando el riesgo de accidente.

El desgaste casi imperceptible de estas piezas o el inadecuado mantenimiento de las mismas resultan fatales para la conducción, ya que provocan la pérdida de control del vehículo, aumentando el peligro de siniestros.

Riesgos más comunes de unos amortiguadores desgastados

  • Vibración al volante. Al ser los amortiguadores los responsables de una buena adherencia a la calzada, si están defectuosos, producen un bamboleo constante del volante debido a que las ruedas rebotan constantemente. En estos casos el coche se comporta de manera imprecisa e inestable.
  • Desgaste irregular de los neumáticos y aumento de la distancia de frenado. Los neumáticos sufren mucho por el mal funcionamiento de los amortiguadores, desgastándose de forma irregular y reduciendo su vida útil hasta en un 20%. En una acción de frenado a 100 km/h, la distancia puede aumentar en 3 metros. Y hasta 5 metros con el ABS, debido a que el neumático rebota y salta, perdiendo el contacto con el asfalto
  • Balanceo, deslizamiento lateral y aquaplanning. Las curvas y los virajes bruscos son más peligrosos con los amortiguadores en mal estado por el menor agarre del vehículo. Por lo mismo, aumenta el riesgo de aquaplanning, al tener el coche menor adherencia a la calzada.
  • Errores con el ESP. Si los amortiguadores no están en óptimas condiciones, el coche no funciona correctamente, por lo que el sistema de seguridad malinterpreta las señales que emite el coche.

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